El domingo pasado los hinchas y simpatizantes de la UC tuvimos la oportunidad de ser locales en nuestro estadio para un clásico. Estamos contentos por la UC, por el fútbol chileno y por que además a la prensa establecida le ha comenzado a aparecer competencia en su camino, lo que nos hace tener esperanza de tiempos mejores, en especial para aquellos que no son los seguidores de los dos equipos más populares sino que de todo el resto, que casi no tienen espacio en los medios tradicionales.
Sin embargo, curiosamente la UC ha debido enfrentar los ataques de los mismos que cínicamente o con debilidad se quejan de la violencia en los estadios y en sus alrededores, los que han sido testigos de la dramática y sistemática disminución del público en los mismos y de la pobre jerarquía de nuestro campeonato profesional de fútbol. Estos iluminados nos quieren convencer de que el problema es la UC y no los violentos y se equivocan rotundamente. No señores, no es la UC la responsable del reiterado e inaceptable comportamiento de los “barras bravas” y no tiene por que estar obligada a entregarle un pase (entradas) a los mismos que en parte han bloqueado la posibilidad de jugar en San Carlos de Apoquindo y que dominan con sus actos violentos en todos los estadios de Chile.
No es aceptable que quieran apuntar con el dedo a la UC como responsable de que algunos grupos de hinchas violentos no deban ir a un partido de fútbol, cuando son justamente ellos los que han logrado que no se pueda asistir con tranquilidad a éstos. En otros países, al igual que en Chile, se dieron cuenta de que las barras bravas y el fútbol no se llevaban bien, pero ellos a diferencia de nuestra actuaron sin complejos al respecto y esencialmente partieron por prohibir el acceso de los violentos a los estadios. Acá en Chile pareciera que tienen salvoconducto y que están por sobre el bien común y las leyes.
Cuando algo se quiere modificar, a algunos no les conviene y por tanto oponen toda la fuerza que esté a su alcance para intentar dejar todo como antes. Es así como hemos visto desfilar a los desinformados y “desinformadores” de siempre, que quieren defender el status quo en el fútbol chileno. Defender el concepto de que es imperativo que la UC le entregara entradas a Colo Colo para que su barra, nada menos que la garra blanca, pudiera estar presente en este evento deportivo.
¿Cómo es posible defender a los que por décadas, han logrado con su violencia hacer imposible que la UC juegue como local cuando así le corresponde? Es decir, aquellos que dominan el fútbol en base a amenazas y agresiones; que no permiten que los demás disfruten de sus legítimos derechos, ¿tenemos que aceptar que cuando nos vamos a enfrentar a ellos y a su chantaje debamos abrirles las puertas para que vengan a nuestra casa a asegurarse una vez más de que nunca más podamos ser locales cuando así nos corresponde? Además, nos preguntamos, ¿quién defiende a los miles de hinchas y simpatizantes que no pueden ir a ver a su equipo semana a semana y en partidos de alta convocatoria por que el temor se tomó las canchas y sus alrededores? ¿Por qué los vecinos de San Carlos de Apoquindo deben aceptar que el vandalismo que ha rodeado al fútbol se tome su barrio, de la misma forma en que se toman los vecindarios de los demás estadios de Chile? Nos parece que el punto no debe ser (por temor o conveniencias) el que se siga dando libre paso a los delincuentes a los diversos estadios de Chile y a sus zonas vecinas, sino que aplicar la ley y su espíritu y hacer que en ninguna cancha siga reinando el temor, la violencia y la intolerancia.
Si los chilenos no somos capaces de ir al fútbol en forma civilizada, entonces quedan dos caminos: el primero, dejar todo como está y olvidarse de engrandecer la actividad, o la segunda, que es defender a los que quieren un fútbol grande y a hinchas de verdad y no caer en la trampa de culpar a los inocentes por temor de provocar a los violentos de siempre.
La UC le está ofreciendo una gran oportunidad a nuestro fútbol profesional de avanzar en uno de los principales temas que la afecta desde hace décadas, es de esperar que esta oportunidad no sea desperdiciada. Nuestro deporte, jugadores, niños, familias e hinchas en general se lo merecen. No sigamos confundiendo el acceso a los estadios de simpatizantes e hinchas del fútbol con la presencia de los autodenominados “barras brava”. Estas personas no son verdaderos amantes de nuestro deporte y de sus equipos sino que de sus propios protagonismos indeseables.
Cabe destacar que el no haber ejercido la localía, no solo ocurrió por 23 años en San Carlos de Apoquindo, sino que también se dio en tiempos del estadio de Indepedencia y también cuando hacíamos de locales en Santa Laura antes de que se construyera San Carlos en 1988. Es importante entender que en la historia de la UC el concepto de ceder la localía y de jugar donde quisieran otros clubes, donde la recaudación fuera mayor y/o sentándonos en el sector del estadio que le conviniera a nuestro rival de turno ha sido una indeseable constante.
Lo interesante de este acontecimiento es que en esta oportunidad fue la acción de los hinchas cruzados lo que prendió una chispa de un proceso que no parece pueda detenerse más. Los tiempos en que la UC cedía una condición esencial en el fútbol y deporte competitivo parece que han quedado atrás.
Esta ocasión era especial, ya que hace más de un año, a través de la cuenta de twitter @Los_Cruzados se comenzó a encausar este proceso, que expresaba el deseo de terminar con la casi eterna historia de la UC de no ser local en su estadio en los partidos más importantes.
Con las redes sociales como canal y con el trabajo desinteresado y pasión de muchos hinchas se consiguió que se levantara el velo sobre un tema que la prensa nunca abordó a fondo y que las más de las veces sólo rozó sin mayor interés y sin la debida rigurosidad.
Estoy de acuerdo contigo, parece ser que los delincuentes tienen preferencias sobre los ciudadanos. Pero de todas maneras, hay mucho que mejorar, las hinchadas visitantes tienen que tener posibilidad de entrar. Nos acusan de discriminación, pero resulta que a nosotros nos han discriminado durante mucho tiempo. Y nadie dice nada. Lo del domingo era para las lágrimas, sentí pasión en la gente, cuando entro el indio, se sintieron las pifias, los oles, el estadio temblaba. Cómo iba a pegar pestaña, si gustamos, goleamos en un partido que no se si hubiese pasado en otro estadio.... el solo hecho de leer los diarios días después del partido me angustian. Pensar que todo puede acabar. La alcaldía y la fundación tienen un poder increíble y cuesta mucho lograr el objetivo. Que la fundación, que los terrenos, que el plebiscito. Qué pasa?. San Carlos es otro país?, posee otras normas?, es otra raza?. Si mucho se preocuparon de la discriminación a hinchas albos, qué pasa con la discriminación sufrida por la UC?. Dónde están los políticos que nos defiendan?. Uno siente amor por esta camiseta, por nuestro estadio,por lo que significa la UC para cada uno. Pero a la vez vivimos con una eterna frustración, de luchar contra la corriente, de luchar contra lo imposible.Yo solo pido, que lo localía no la soltemos más!. No solo estamos hablando de una localía, es el orgullo que nos devuelven después de tantos años. Algo de ese "orgullo" sentimos el domingo...
ResponderEliminarJosé, 100% de acuerdo contigo. Haces una muy clara descripción de lo que sentimos y de lo que nos pasa. Lo vivido el domingo fue maravilloso y lo que se merece todo equipo y su hinchada. Es un derecho y una necesidad.
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