lunes, 13 de junio de 2011

Parte de la historia

Por @csalriv

Domingo 12 de junio, 14:00 horas.

–Hoy será un gran día –le dije a mi amigo Pablo antes de salir al estadio, terminando una de las infinitas conversaciones respecto al tema que más nos une: la pasión por la Católica–. Y seremos parte de la historia...

Casi cinco horas después la amargura era incontenible. Osses elevaba los brazos hacia el cielo haciendo estallar el sector sur del Estadio Nacional en un grito contenido e impensado un par de días atrás. El archirrival nos arrebataba de las manos el bicampeonato, ese sueño tan anhelado y tan esquivo que llegó a estar tan cerca cuando Pratto convirtió de volea el empate parcial. Hacia donde fijara mi vista los rostros estaban desencajados, las expresiones demostraban la incredulidad y la frustración tras el fracaso más doloroso del que mi mente tenga recuerdo. En la cancha, allá lejos, el árbitro era rodeado por los jugadores en una furiosa escena que reflejaba la impotencia tras la goleada. Como si algo pudiera cambiar a partir de entonces. Tal vez por eso es que mis ojos y mis energías se posaron sobre Joselo Villanueva, con certeza mi mayor referente del plantel en lo que a amor por la camiseta respecta, que yacía inconsolable en el suelo, en medio del llanto más amargo y más de hombre que se puede concebir. Pensé en quedarme ahí para siempre, forzando a que mis recuerdos quedaran llenos de este martirio. Pero fue imposible sostenerme tras escuchar los acordes del himno del romántico viajero que se metía como veneno en mi sangre. Hui raudo y tras descargar mi ira contra un vaso plástico (lo único que no me haría ser perseguido por la policía), la vorágine de emociones dio paso a la pena. Y lloré por segunda vez en este año, por segunda vez en el estadio, por segunda vez por la UC. Me sentí vulnerable como un niño, me sentí pequeño y perdido en medio de la nada. La ilusión se había deshecho. Perdimos, nuevamente perdimos.


Desde entonces los sentimientos han sido oscilantes e incesantes, pasando por la ira, la desazón y la tristeza sin intermedios. Aún no comprendo cómo un tipo tan experimentado como Valenzuela pudo jugar así de mal, mostrando tanta impericia y tanta falta de temple. No sé qué fue lo que pasó por la cabeza de Tomás Costa, la figura del partido de ida, en el momento de entrar a la cancha y repartir golpes sin pensar en las consecuencias. Era difícil lograr algo con Mirosevic a ese nivel y sin liderazgo, con Andía pagando la inexperiencia al ser engañado por la astucia del héroe rival, con la mala fortuna de Eluchans que se volvió sobre nuestro arco. Y sí, Parot fue un pendejo irresponsable. Pero ama a la Franja y casi lo perdono (como si mi perdón importara): tal vez varios hubiésemos hecho lo mismo en su lugar. No perdono a Gutiérrez y después de que hoy no fue capaz de presentarse en San Carlos, se transformó automáticamente en un nuevo destinatario de mi odio y de mis cánticos hostiles. No solo tuvo cara para negociar abiertamente con Colo Colo al mismo tiempo que los enfrentábamos en playoffs. No solo se hizo expulsar en el último partido de la fase regular para intentar evitar a los albos como rivales. Sino que se desentendió de la causa. En la única jugada de todo el segundo tiempo en que quedamos tres contra tres, hizo cualquier cosa para, prácticamente a propósito, perder la pelota. Eso no es amor por la camiseta, no es agradecer el aliento de la hinchada que coreaba su apellido, no es mostrar gratitud por quienes te formaron y te permitieron ser quien eres hoy. Es ser un bastardo mal nacido. Bien me parece que se vaya.

Y caminé junto a la Cony, alejándome del estadio y sin encontrar las respuestas. El cuatro del tablero marcador quedó impreso en mi mente e intentaba entender cómo es que llegamos a estar así. Si en los primeros diez minutos la disposición de los rivales no permitía avizorar mayores problemas. Si al entretiempo todavía necesitaban dos goles para darnos vuelta la serie. Si el Nacional se había llenado de Cruzados que iban a participar de la gloria. Jamás pensé que fuéramos tantos y no recuerdo haber visto tal magnitud de hinchas desde el 2005. Hoy me quedó claro que somos los mismos de siempre y que lo de ayer fue nada más que un espejismo. La derrota no la merecemos los diez mil incondicionales (o como yo prefiero decirlo, “los Cincuenta”), pero siempre pagan justos por pecadores. Idiotas como Paulo Ramírez, que se avergüenza de ser de la UC y todos esos otros que intentaron subirse al carro de la victoria son quienes merecen el fracaso. ¿Acaso alguien me discutirá que es un fracaso? Teniendo un equipo soberbio, como no sucedía hace muchos años. Qué falta nos hará el incansable luchador de Lucas Pratto el próximo semestre, por Dios. Solo pido que quien llegue moje la camiseta como él lo hizo. Independiente de sus condiciones, que muestre la sangre que mostró Toselli ayer, encarando rivales y jugándose todo en la mitad de la cancha. Con la hiel de mi cáliz brindo en nombre del futuro capitán de la Católica.

He tenido la suerte de sufrir muy pocas burlas hoy y la mayoría provienen de personas a las que no considero un ápice. Quienes me conocen saben que para mí esto no es “solo fútbol” y que la pasión es real, incombustible y creciente en el tiempo. No tiene una explicación profunda y seguramente no tiene fundamento, si crecí en un hogar de chunchos donde me intentaron convencer un sinnúmero de veces llevándome al otro lado del estadio. ¿Cómo podría haber abandonado a la UC si Sergio Vázquez me hacía celebrar aquel 1-0 con nueve jugadores el año ’94 en medio de un mar de azules? De ahí en más fueron pocas las veces que me permitieron ir a la cancha y no pude hacerlo con propiedad hasta vivir en Santiago. Es difícil seguir a la Franja viviendo en otras regiones. Con mayor razón no entiendo la inconstancia de muchos.

Llegué por Irarrázaval hasta Vicuña Mackenna y los bocinazos comenzaron a rodearme en la más angustiante procesión que un Cruzado podría tener. No bastaba ver el rostro del trece del rival, ese capitán que apenas sabe hablar dedicándonos la remontada y el campeonato. El martirio debía continuar entre cánticos y la algarabía de los chunchos. Era justo y necesario. Al fin y al cabo mi profecía se había cumplido. Ayer fue un gran día, pero no para nosotros. Y fuimos parte de la historia, de la más oscura página de los recuerdos de la UC. Un papelón imborrable, una goleada ante el archirrival que nos costó un bicampeonato que parecía prácticamente en el bolsillo. La derrota más dolorosa de nuestra historia.

Tras eso, hoy somos menos en número, pero más en pasión y entrega. Nos levantamos con el sabor de la derrota y sin alma, como diría el espléndido técnico que tenemos. Porque tal vez Pizzi equivocó el planteamiento. Pero no creo. El fútbol no se basa íntegramente en el ataque y no había razones para pensar que un esquema similar al de la ida habría de fallar. Con diez jugadores era muy difícil batallar, con nueve era prácticamente imposible. Pocos estrategas podrían haber sostenido la situación y si el nuestro cometió errores, se vengará. Porque es un Macanudo. Y junto a él y los once Cruzados Caballeros nos levantaremos, alta la frente al cielo y con fe hacia el porvenir. Pues tal como ayer se escribieron versos amargos, más temprano que tarde terminaremos firmando una página dorada. Y seremos parte de esa historia. Contra todo y contra todos, venceremos. ¡Arriba, Católica de mi vida!

8 comentarios:

  1. Mis felicitaciones cruzado, mis felicitaciones por acompañar en el mar de pena a este otro cruzado que está sufriendo mucho, pero preparándonos para la venganza.

    Mis respetos, y arriba la franja!!!

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  2. Creo que es un comentario muy acertado, ayer me paso algo muy similar, como tu dice ayer fue en un gran dia pero lamentablemente no para nosotros, y aunque mucha gente no lo entienda el futbol no son solo unas personas corriendo tras una pelota, es un sentimiendo que se lleva en el alma y que nadie puede cambiar y por eso entiendo el llanto de cientos de hinchas cruzados porque fue una de las peores derrotas de las que pudimos ser parte.

    Aguante UC aguante la FRANJA

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  3. Mil veces de acuerdo, con lo que escribiste o mas bien sentiste, pq eso es un sentimiento, tambien llore sufri y mordi la amargura de lo que crei mio, nuestro , de los miles de cruzados.pero grande no es el q no se cae nunca, sino el que se levanta de cada caida y se hace mas fuerte,y eso espero de mi amada universidad catolica , que se levante,y sea mas fuerte, que aprendamos de estos erores, de la soberbia , por si la hubo! y eso se pago caro.
    Catolica eres mi vida, y estare contigo en las buenas y las malas y jamas me avergonzare de ti, pq uno no se averguenza de su amor de su sangre! .

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  4. Vuelvo a llorar con tu columna. Tengo tanta pero tanta pena, definitivamente la derrota mas dolorosa q recuerde, vuelven a mi los fantasmas de aquel 94 cuando frente a las mismas lechuzas fue Robles quien nos robo el campeonato, ahí también llore en la misma cabecera norte, pero también ahí se hizo mas fuerte mi amor por Catolica.
    Amo a Catolica desde q tengo uso de razón. Y se q nos levantaremos, el sentimiento es mas fuerte, la revancha llegara no hay duda de eso.
    VAMOS CATOLICA!!!

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  5. Mucha pena despues de la derrota, como cuando perdimos la final de la libertadores con ese equipazo que teniamos, o el 94. Pero el primer partido que volvamos a jugar, ahi estare apoyando a la franja, y cuando pueda, volveré a san carlos, y si Dios quiere, llevare a mi hija, por que a ese castillo si se puede ir con la familia. Un abrazo a todos los que somos las cruzados despues de cada derrota.

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  6. MMMM Soy cruzada, sufrí, lloré y hasta hoy tengo una angustia q no me puedo sacar estoy de acuerdo en gran parte de lo q tu dices y sientes, pero no puedo estar de acuerdo en tu cuestionamiento del liderazgo de Mirosevic, un cruzado q la rompe por la franja y que es un referente en la cancha, creo que todos jugaron un mal partido y había una ansiedad y desesperación en todos. También respeto a Pizzi y creo que el error mayor mas que el planteamiento, que creo que no puso a jugadores que debieron estar, fue el permitir que sus jugadores celebraran un campeonato que no tenían versus un equipo contrario que llegó concentrado a jugar una final me pareció poco serio algo que no esperaba de él. Pero bueno ya vendrán tiempos mejores y espero que con futuros triunfos cruzados poder sacarme esta impotencia que aún tengo. Vamos Catolica

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  7. Mas cruzado que nunca, despues de estas lineas. Se entiende que en las criticas a algunos jugadores se traspasa la pena y la amargura por la derrota, sin embargo prefiero pensar que mañana estaremos peleando otra final y ganando nuevamente. Seremos como dices los mismos de siempre estos meses alentando a nuestra catolica querida, y espero que los aparecidos tengan su oportunidad de ver nuevamente a la UC en lo mas alto.

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  8. Llegando a Valdivia luego de ir a buscar el BI al nacional, todo salió mal cabros pero de seguro como dijeron, mas temprano que tarde volveremos a su lugar lo que se nos arrebató el domingo GRANDE UC

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