Un homenaje a Los Cruzados

Tribuna Mario Lepe

Por Alberto Henseleit @BetoHenseleit

Ahora, cuando la Universidad Católica está pasando por un excelente momento, punteros del Torneo Nacional y único equipo chileno clasificado a Octavos de Final en Copa Libertadores (perdón, ¿quiénes eran los cagones?), y en medio de las celebraciones por los 74 años de existencia de nuestra amada UC, me gustaría hacer una especie de homenaje a todos quienes llevan la franja bien marcada en sus corazones.

Siempre se ha dicho que la Católica es el equipo de los “cuicos”, de la clase alta. Y, en parte, puede que tenga algo de razón. Una parte significativa de la hinchada de Universidad Católica es gente que vive en Las Condes o Vitacura, profesionales universitarios y de gran pasar. Para ser completamente honestos con el tema, yo pertenezco a este grupo. Pero lo que no se dice nunca es que éstos no son más que una parte de la hinchada de Católica. Esto, porque si hay una hinchada diversa y heterogénea, esa es la de la UC. Y la que apoya incondicionalmente al equipo (6 mil personas), en su mayoría no son precisamente ellos, lo que  se nota fácilmente en partidos de más importancia, donde rápidamente surgen las diferencias entre quienes están alentando al Campeón cada fin de semana y entre quienes acuden a los partidos más importantes.

Y esta es la mayor razón para rendirle un homenaje a la hinchada de Católica. Porque quienes la tienen más fácil para ir al estadio a apoyar al equipo todos los fines de semana (donde de verdad se alienta al equipo, no sentado en el living frente al CDF) no son quienes lo hacen. Son los cabros de La Florida, de Maipú y de Quilicura. Son los piños y grupos de hinchas de La Granja, de Peñalolén, de Pedro Aguirre Cerda y de Macul. Son los fieles seguidores que tienen a la contra en masa encima de ellos en Puente Alto, en Talagante, en Renca. Ellos son quienes de verdad hacen honor a la canción cuando gritamos “YO DOY LA VIDA POR ESOS COLORES”. Porque el hincha que se va del estadio a subirse a su auto y demorarse 10 minutos en estar de vuelta en su casa no tiene idea de lo que es demorarse 1 hora y media o más en volver. Pelear por subirse a la micro a la salida, caminar cuadras de cuadras buscando algún paradero que no esté rebalsado de gente, y más encima llegar a barrios donde la contra delincuencial no tira “bromas” precisamente.

Para mí, la Católica es un sentimiento, una pasión difícil de explicar. A medida que se acerca un partido de la UC (cualquiera) me empiezo a poner ansioso por estar en la Mario Lepe gritando “SALE CAMPEÓN” y alentando al Campeón durante los 90 minutos. Porque no voy a ver ganar, empatar o perder a Católica, voy a ver al equipo. Por eso, cuando las cosas se complican, hay alguna decepción, o dudo si ir al estadio, siempre pienso en la hinchada del Carnaval, esa que deja todo por ver a la Universidad Católica, sin importar el día o el lugar. En la hinchada más fiel del mundo, que a pesar de la ubicación de mierda que tiene San Carlos llega siempre. Espero que podamos esparcir este sentimiento y amor por la franja a más gente, para que lleguemos a ser 10 o 12 mil siempre alentando, siempre apoyando, siempre gritando por el Campeón, por la gloriosa Universidad Católica.

\U|C/ GRACIAS A LA VIDA, POR SER CRUZADO \U|C/