La Columna de @damian_jones.
Es llamativo como hay jugadores que pasan a la
historia por estar ahí en el momento adecuado. Un caso claro es el de Fabián
Orellana, apodado “el histórico” porque estaba ahí al final de la jugada ideada
por Bielsa y puesta en la práctica por Medel y Carmona. No es que fuera un gol
fácil, probablemente a la mayoría de los delanteros se les vaya ese tiro, pero
Orellana la echó adentro. No es el gran crack, pero pasó a la historia como el
autor del gol de la única victoria oficial frente a Argentina de la historia de
la Selección Chilena.
La introducción es para hablar de Daúd Jared
Gazale Álvarez, “el de los goles importantes”, recuerdo partidos contra Colo
Colo en los que entraba Gazale y era un alivio, el albo había perdido un
cambio, el turco había estado a préstamo, había sido considerado por Bielsa,
había salido campeón con los de blanco pero nunca se había consolidado. Llegó a
la UC, todos dudamos, se lesionó, jugó poco, pero apareció en la única final
que hemos ganado desde 2005, después de recibir doscientas mil puteadas de la
barra en Santa Laura, en el minuto 88 Gazale anota el gol del empate, euforia,
después se gana por penales y antes Daúd sale lesionado, pero el héroe de esa
final será siempre Gazale.
Se vuelve a lesionar pero aparece cuando más
se le necesitaba, en los minutos finales del partido contra la Unión por la
copa libertadores de este año, de nuevo sobre el final, si bien el gol no fue
tan importante como el anterior (al final con dos boletas en el extranjero
salimos eliminados vergonzosamente del grupo), por segunda vez Daúd se viste de
héroe.
Daúd busca la pelota, se echa atrás, busca por
los costados, trata de encarar, se trata de ir en busca del arco, pero le
resulta poco. Su promedio de gol es bajo, 43 goles en 181 partidos, pero pese a
ello el domingo volvió a brillar. Este gol es menos importante y quedará solo
en la estadística, espero que pronto olvidemos el paupérrimo empate frente a
Calera en San Carlos, pero sirvió para el honor, sirvió para que Gazale se
afirme, sirvió para tapar miles de bocas con un gol y sobretodo sirvió para
reafirmar esa especie de extraño sino del turco, de estar ahí en el momento
adecuado.
No hay que confundirse con un lauchero, al
igual que el gol de Orellana los goles de Daúd no son goles de rodilla en el área
chica o un puntete con el arco vacío. Tanto el tiro cruzado casi sin ángulo frente
a Magallanes, el cabezazo frente a Unión por la copa o el cañonazo de fuera del
área del domingo son goles difíciles de hacer, Daúd no es malo con la pelota y
eso es lo más extraño de esa característica de guardar sus goles para los
últimos minutos, uno se pregunta porque no antes, por que tener que sufrir en
los minutos finales, tal vez es porque está destinado a ser el de los goles
importantes, el que será pifiado por el hincha histérico desde el minuto 30 en
adelante, pero que cambiará los abucheos por gritos de alegría en el minuto 88
o 93 como el fin de semana frente a Calera.