¿Dónde están los Derechos del Hincha?
Una empresa, por definición, tiene como finalidad el lucro. Se compone, en su parte alta, de la siguiente forma: accionistas, que involucran sus recursos; un directorio, nombrado por los accionistas, que definirá los cursos de acción y nombrará a quienes los habrán de ejecutar; y una gerencia, que tendrá derechos, obligaciones y facultades para desempeñar su conducción de la empresa. Estos últimos tienen la facultad de tomar las decisiones que estimen convenientes, la obligación de cumplir ciertas metas y el derecho de ser evaluados periódicamente por sus resultados. Es decir, tienen la atribución de tomar decisiones parciales sin consultar ni ser objetados por sus superiores. Sin embargo, el directorio debe velar por el buen uso de los recursos de quienes representa, y tiene el derecho (y la obligación) de pedir explicaciones ante decisiones tomadas que levanten sospechas o vayan contra cualquier lógica o sentido común.
Pongamos un ejemplo: un gerente decide comprar en vez de producir un producto. Cuenta con la facultad para tomar esa decisión y, en principio, tiene el derecho a no ser objetado por ello y a que se evalúe su gestión general al final del período. Aún cuando sea una decisión riesgosa. Sin embargo, el directorio observa que se está pagando un sobreprecio desmesurado por el producto, que además es de mala calidad, aún teniendo las máquinas para producir en perfecto estado, pero detenidas. Más encima, se entera que el principal beneficiado por la decisión es familiar directo del gerente a cargo. ¿Puede en este caso el directorio quedarse de brazos cruzados? ¿No debe, al menos, exigir una explicación convincente al encargado, por más que se le haya dado la facultad para tomar tal decisión? ¿Tiene un gerente impunidad para anteponer intereses personales por sobre los de la empresa?
Un club de fútbol, por definición, tiene como finalidad la gloria y hoy, por ser empresa, también el lucro. Actualmente tiene una estructura similar, con algunas sutiles diferencias. Se le debe sumar en primer lugar que, paralelamente a los accionistas, se encuentran los hinchas, que si bien no involucran sus recursos económicos, involucran otros recursos quizás más preciosos, como su voz, ilusión, y corazón. Se les debe, por tanto, tanto o más respeto que al mayor de los accionistas. El Director Técnico tiene facultades, derechos y obligaciones.
El día domingo, el Sr. Juan Antonio Pizzi tomó decisiones técnicas que se encuentran dentro de sus facultades, como la alineación con que la Universidad Católica enfrentó un compromiso vital para las pretensiones tanto de accionistas como hinchas. Sin embargo, algunas de esas decisiones fueron contrarias a toda lógica y sentido común: e, hilando más fino, algo sospechosas (es de conocimiento público la relación de amistad que existe entre el Sr. Arruabarrena y el Sr. Pizzi). ¿No debe el directorio al menos investigar los motivos de las decisiones, y pedir explicaciones convincentes, sobre todo a la luz de las nefastas consecuencias? ¿Debe el hincha conformarse con un “no me explico los motivos de la derrota”, cuando quedó en evidencia que fueron las mismas decisiones sospechosas las principales causantes? Las desafortunadas declaraciones post partido del entrenador cruzado demuestran no sólo la falta de compromiso de sus superiores, al no exigirle una explicación coherente, sino también es una falta de respeto inconcebible hacia el hincha y un insulto a su inteligencia.
Los accionistas sufrieron una pérdida económica importante producto de las decisiones del Sr. Pizzi el día domingo. Probablemente, en privado, pedirán explicaciones del caso, y el DT deberá dar una respuesta convincente. El hincha, sin embargo, se quedó con una explicación ridícula, su respeto atropellado y, lo que es peor, con su voz, ilusión y corazón absolutamente destrozados. El próximo domingo estará, sin lugar a dudas, rompiendo una vez más la voz apoyando al equipo, cumpliendo su obligación de hincha. Pero, ¿dónde están sus derechos?
Por Benja Malandre.
Buena, benja... ojalá que abran los ojos y se den cuenta que, así como la pelota no se mancha, la pasión no se vende!
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